¿Qué os parece el libro?

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Capítulo 7

Cuando llegue a la residencia deseé no tropezarme con nadie. Y así fue. Fui directamente a mi habitación. Sky estaba haciendo los deberes encima de su cama.
- Hola.- le dije mientras tiraba la mochila encima de mi cama.- ¿ Y las demás?
- Se han ido a la librería.- me dijo sin levantar la vista del cuaderno.
Miré el reloj. Eran las siete menos veinte. Seguramente estarán a punto de llegar.
Me quité la rebeca y me miré al espejo. Las heridas de la cara estaban mejor y las de la barriga...
- ¿ Qué es esto?- dijo Sky mientras sostenía un papel pequeño. Era la tarjeta de aquel hombre.
- Dámelo.- le dije mientras me tiraba sobre ella para intentar quitárselo.
- ¡No!- dijo riéndose.
Le empecé a hacer cosquillas y se cayó de la cama conmigo al lado.
- Venga, dámelo por...
Toc, Toc, Toc.
- ¿ Se puede?- dijo una voz masculina que habia querido evitar a toda costa.
- Claro.- dijo Sky mientras se sentaba en la cama.
- ¿ Esta Kate?- dijo Héctor con voz lo bastante amable como para ponerme el bello de punta.
Seguramente Sky le habia señalado la parte izquierda del lado se su cama, en el suelo porque oí como sus pasos se iban acercando cada vez más.
- ¿ Podemos hablar?- dijo cuando se puso en frente mía.
- ? Qué quieres?- le dije bruscamente mientras me ponía de pie.
- Hablar a solas.-  dijo mientras miraba a Sky
- ¡ Oh, si! Claro.- dijo ella
- No.- le dije al agarrarla del brazo.- Por favor.
- Esta bien...
- Vete.- le dije a Héctor. Al ver que lo único que hacía era mirarme le grité.- ¡ Vete! 
- Por favor...- me suplicó.
- ¡ Que te vayas!- le dije sollozando.
¿ Por qué todo tenía que ser tan difícil? Lo único que quería era huir.
Me miró y en sus ojos lo único que vi fue tristeza. Se fue y Sky no dijo nada. Es más pasó su mano por mi brazo deslizándolo desde el codo hasta la muñeca y se marchó.
Mierda. Si antes tenía ganas de que todo cambiase, ahora más. Deseaba tanto tener una vida normal: con unos padres, una casa, unos hermanos y que en el colegio nadie la odiara ni la acosaran.
Cuando ya tuve mis pensamientos bien ordenados me dirigí hacia el despacho de Angeles. Tenía que hablar con ella sobre lo que había pasado despues del colegio con Miguel.
- Adelante.- dijo cuando toqué la puerta.
- Hola.- le dije mientras me sentaba.
- ¿ Que querías? ¿ Has tenido más problemas?
Negué con la cabeza. Si ella supiera...
- Resulta que esta tarde me he encontrado con un hombre que quiere que...- Me paré. ¿ Qué le iba a decir?- Que vaya el sábado a un ensayo de baile porque me necesita.- No sonaba tan mal. O eso esperaba.
- No.- me dijo cortandome el rollo.
- ¿ Qué?- dije histérica.- Ni siquiera me has dejado tiempo ha explicarme.
- He dicho que no. No conoces a ese hombre, ¿ como te vas a fiar de él?
- ¿Por una vez en mi vida puedes dejar que tome mis propias deciciones?- dije con las lágrimas al borde de mis ojos.
-¿ Se puede?- dijo alguien interrumpiendonos.
- Claro Héctor, ¿ de que se trata?- dijo Angela sonando más amable con él que conmigo.
 Preferí no girarme. No soportaría verle de nuevo.
- Perdón, ¿ interrumpo algo?
- Sí.- dije yo fríamente.
- ¡ No! Por supuesto que no.- dijo ella mirandome para que me callara.- ¿ Que querías?
- Digamos que...
- Me voy.- dije bruscamente y salí de la habitación sin dirigirle ninguna mirada a ninguno de los dos.
Cuando pasé por la puerta vi el vigilante hablando con Jake. Este cuando me vió sonrió como siempre lo que significaba, que después de eso me iva a llevar una paliza, y me llamó para que fuera con la mano. Pensaba en irme corriendo de allí pero en ese momento llegaron Ángeles y Héctor.
- ¿Quién es ese?- nos preguntó Ángeles.
- Jake, es el que te dije antes.- dijo aHéctor acercándose a él seguido de ella.
Se pusieron a hablar y pensé que esa era la única oportunidad que tenia de salir de allí pero en cuanto me di la vuelta Jake me llamo.
- ¿Por qué no te vienes con nostros?
- Es que...- dije mientras me volvía a dar la vuelta.
- Vete anda y toma un poco de aire que ultimamente esta semana has estado encerrada.- dijo Ángeles con una sonrisa.
Jake me estaba atravesando con la mirada y al dirigir la vista a Héctor vi que miraba hacia el suelo como si lo estuviese lamentando.
- ¡Venga! ¿ A que esperas?- me dijo la monitora.
¿ Qué podía hacer? Si decía que no, en el colegio me mataría; pero si iba me pegaría igual.
- Esta bien...
Total que podia pasar aparte de que me volviese a pegar.
Salieron los primeros y tras unos segundos de duda (nose para que, si la decición ya estaba tomada) salí.
Llegamos a la verja dónde si pasaba algo nadie se enteraría ya que, estaba al otro lado de la entrada.
- Bueno, bueno...- comenzó a decir Jake.- He oído que sabes bailar.
¿ Qué? ¿ A que se refería? Solamente iba a ir a un sesión de baile, solamente para ver como era.
- ¿ Qué? ¿Quién te ha dicho eso?- le pregunté.
- ¿ Tu quién crees?- dijo mientras dirigía la vista hacia Héctor.
- ¿ Qué?- dije sorprendinda.- Yo no tengo nada que ver con bailar.- contesté mirando a Héctor que no había levantado la cabeza en todo el rato que llevabamos allí.
- Menos mal. Porque si no hubiese sido un gran problema. ¿ Verdad Héctor?- Al ver que no decía nada y seguía mirando al suelo con las manos en los bolsillos, masculló- ¿ Verdad?
Asintió. Este era el momento en que me arrepentía de haber salido.
- ¿Un gran problema?- dije mirándo a un grupo de adolescentes que pasaban al lado nuestro por el otro lado de la verja. Parecía muy felices: con padres que les querían, amigos en el colegio y una casa donde vivir.
Estaba a punto de llorar. No por saber que dentro de unos segundos me iban a pegar, sino porque no era feliz de ninguna de las maneras.
- Dícelo Héctor, que se entere.- dijo Jake.
Tras vacilar unos segundos dándole a una piedra que habia en el suelo lo soltó:
- Un gran problema porque...
En ese momento, me miró a los ojos y me dijo en tono serio:
- Un gran problema porque estas gorda. Eres una foca. Y nunc servirías para bailar. Dañarías los ojos de la gente.
Eso fue peor que un puñetazo.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Capítulo 6

Fui hacia la cafetería y me senté en una de las mesas cerca de la puerta. Algunas chicas que pasaron delante mía se me quedaron mirando. Las ignoré, pasaba de ponerme a su altura.
 Me preocupé al ver que ni Jake, ni sus amigos, ni Héctor habían pasado por la cafetería para desayunar. ¿ Qué estarían haciendo? Como no aparecían decidí ir a buscarles.
Salí de la cafetería y busqué por las clases. Nada. Fui al aula de audiovisuales. Nada. Pensé que estarían en la cancha, pero nada. Sólo habían unos chicos jugando a baloncesto. Me paré en medio de allí, estaba demasiado nerviosa como para pensar. Respiré hondo. Tal vez esos chicos me pueden ayudar  pensé.
- Esto... chicos.- dije aclarandome la garganta.
Nadie se paró a mirarme. Solamente uno, pero fue para mirarme mal como las chicas de la cafetería. Salí de allí corriendo. Volví a respirar hondo.
- Perdone señorita, pero ya tendría que estar en clase.- dijo el director.
- ¡ Oh, si! Claro.- dije mostrándole una sonrisa.

No lo vi durante todo el día. Era como si hubiese desaparecido. Tampoco encontré a Jake ni a ninguno de los demás. Estuve preguntando a todo el mundo pero muchos pasaron de mí y los que si me contestaron no sabían donde estaban.
Salí del colegio y me dirigí hacia la residencia. Me sorprendió mucho ver que Jake estaba con los demás sentados en las escaleras de un edificio abandonado. Dudé en  acercarme o no, pero estaba demasiado preocupada por Héctor como para pasar de largo. Así que me acerce hacia ellos pareciendo más segura de lo que estaba.
- ¡ Ey, estás aquí!- dijo Jake nada más verme.
- ¿ Dónde está Héctor? - dije enfadada.
- ¿ Para qué le quieres a él si me tienes a mí?- dijo acercándose cada vez más a mí.
- ¡ Dónde está!- dije ya bastante cabreada.
- A mí me hablas bien, ¿ de acuerdo?- me dijo agarrándome fuerte de la barbilla.
En ese mismo momento vi como Héctor salía de una esquina junto con Paula de la mano. Pero ¿ qué? Desprevenida, Jake me cogió  del cuello y me tiró hacia la pared. Caí al suelo. Me costaba respirar. Pensé que Héctor no había visto nada, pero no era así. Lo había visto todo. Me estaba mirándo. Pero lo único que vi en su mirada fue frialdad.
Me levanté del suelo y vi que todos me estaban mirando mal.
- ¿ Qué estas haciendo?- le dije a Héctor dirigiendo la vista de Paula hacia él.
- Eso mismo me pregunto yo.- dijo él- Parece que lo único que quieres es que te peguen.
- ¡¿ Qué!? ¿ Estas loco?
- Pues eso es lo que parece al venir hacia aquí.- me dijo secamente.
- Vine hacia aquí porque me preguntaba donde estabas.- dije ya lo suficiente enfadada como para no asustarme. Enfadada y harta de todo esto ¿No te acuerdas?- paré para respirar y proseguí- ¿ No te acuerdas que me dejastes sola?
- Fuistes tú la que me dejó ir.- hizo una pausa.- Y no es mi culpa de que seas tan palurda como para no tener amigos.
- ¿ Qué te han hecho? ¿Es que no te has visto?
- Como no te vayas ya te vas a arrepentir.- me dijo en un tono frío.
- No.- dije.
- ¡ Que te vayas!- dijo volviéndo a irse por la esquina con paula de la mano sonriéndo y todos los demas exepto Jake.
- ¡ Qué le has hecho!- le grité ya cansada de sus jueguecitos.
- Yo nada.- dijo acercándose a mí- el ha decidido su elección. Tu tambien puedes elegir la tuya.- dijo mientras me tocaba el hombro.- ¿ Quieres venir con nosotros?
- ¿ Por qué crees que voy a ir?- dije llorando.
- Porque si no te vas a arrepentir.- me susurró al oído.
Me aparté de él bruscamente. Salí de allí corriendo deseando que me dejaran en paz de una vez.
Las dos siguientes semanas fueron un infierno. En el colegio me siguieron pegando, Héctor me hacia quedar en ridículo delante de todos y lo que remataba todo esto era que Paula estaba saliendo con él.
Al salir de clase el miércoles por la tarde decidí coger un nuevo camino. Cogí la calle que llevaba a la piscina municipal y cuando llegué a la piscina vi que Jake estaba ahí con su hermana, tomando el sol. Me vió, sonrió y yo empecé a correr en la dirección por la que había venido. No paré ni un solo segundo. Cogí una curva, y corrí todo recto, volví a coger otra curva y choqué contra alguien. Le tiré todo el café que estaba bebiendo encima y se cayó al suelo.
- Lo... lo siento mucho, señor.  ¿ Está bien?.- dije ayudándole a levantarse del suelo.- De verdad que lo siento.
- ¡ Joder!- dijo bruscamente. Al ver mi cara se relajó.- No, no pasa nada enserio.- dijo sonriéndome. Era guapo, tendría unos 26 años y llevaba un traje con chaqueta de cuero negra y unos zapatos del mismo color. Parecía alguien importante.
- ¡ Le he manchado el traje! Mierda, señor no se lo puedo pagar. Si necesita algo se lo daré, pero no se lo puedo pagar. Angeles me va a matar.- dije respirando entrecortadamente de la carrera que me acababa de pegar.
- Oye, no te preocupes. Nadie te va a matar.- me dijo preocupado.- No te preocupes, relájate. En serio.
Me empece a relajar, pensando que ya había despistado a Jake. Me quité un mechón de pelo de la cara mientras miraba al suelo avergonzada por lo sucedido. Cuando levanté la vista de nuevo se sorprendió.
- ¿ Qué pasa?- dije cuando vi que seguía con los ojos como platos.
- Eres perfecta...
- ¿ Perfecta para qué?- dije yo media ruborizada.
- Para mi nuevo trabajo.- me contestó mientras volvía a poner una cara normal.
Seguramente esperaba a que dijera algo, pero no sabia que decir.
- ¿ Sabes bailar?- dijo sin más.
- Pues... no. Nunca he bailado en mi vida la verdad.
- Oye mira, soy coreógrafo.- dijo mientras sonreía.- Y eres perfecta para mi nuevo baile. Llevaba semanas buscando a alguien como tú.
- Oiga señor...- le dije para pararle los pies.- No creo que me dejen.
- ¿ Qué te parece si vienes el sábado a ver nuestro ensayo?- dijo como si no me hubiese oido.- Toma esta es mi tarjeta.
Me dio un papel en el que ponía: Miguel Santos. Y más abajo ponía su número de teléfono.
- Hasta el sábado.- dijo mientras se daba la vuelta y se iba. Pero antes, me gritó por encima del hombro.- ¡ Recuerda pedirle permiso a tus padres!
A partir de ese momento mi vida cambiaría por completo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Capítulo 5

-Buenos días.- dijo Don Alejandro, el profesor de francés.
- Buenos días.- dijimos todos al unísono.
- Como verán, hoy va a empezar el colegio con nosotros un nuevo alumno.- dijo señalando a Héctor.
Todo el mundo dirigió la vista detrás de mi asiento, donde se sentaba él. Yo preferí no girarme porque sabía lo molesto que era que toda la clase te estuviese mirando.
- Hoy daremos la lección número 16. Así que saquen sus libros y... Jorge empieza a leer.
Empezó a leer y vi como todo el mundo estaba mirando hacia Héctor. ¿ Le tratarán bien? Como le vean conmigo seguramente que no.
-Héctor, ¿ puedes continuar?.- dijo el profesor haciendo que todo el mundo desviáse la vista de él hacia sus libros.
- Claro.- dijo mientras después se aclaraba la garganta.
Empezó a leer y todos se quedaron asombrados de lo bien que lo hacia. Parecía que comprendía realmente lo que estaba diciendo. Dirigí la vista hacia Don Alejandro y parecía más sorprendido que todos los de la clase juntos.
Héctor paró de leer y vi como Don Alejandro se había quedado sin palabras.
- Muy bien.- dijo sonriendo.- ¿ Cómo es que pronuncias tan bien?
- No se.- dijo Héctor encogiéndose de hombros.- Supongo que me gusta el francés.
- Pues lo haces muy bien..- dijo el profe sonriendo.- Ahora tenéis que hacer los ejercicios de abajo y como hoy no dará tiempo los corregiremos el próximo día.
Empecé a hacer los ejercicios y me pregunté si Héctor me iva a dar de lado como hacian los demas. Esperaba que no.
Sonó la campana y me dirigí hacia la siguiente clase junto a Héctor.
- ¿ Te ha gustado la clase?- pregunté yo.
- Sí, la verdad es que se me ha pasado rápido.
- Eres la primera persona que dice eso.- dije riéndome.
Nada más dirigir la vista hacia adelante paré de sonreir y me quedé quieta. Ahí estaba Jake y los demás mirándome fijamente caminando directamente hacia nosotros.
- ¿ Qué te pasa?.- dijo Héctor mientras se daba la vuelta para mirarme.
- Vámonos de aquí.- dije mientras me daba la vuelta y empezaba a caminar.
- ¡ Kate!.- dijo Jake mientras me cogía del brazo y me daba la vuelta para ponerme en frente de él.- ¿ Quién te a hecho eso?.- siguió diciendo mientras me tocaba la herida del labio y  se reía con sus amigos .-  ¿ Y este? ¿ quién es?
- Un nuevo compañero de clase.- dijo Héctor sin problemas.- ¿ Y tú?- dijo mientras se pegaba más a mí como si me estuviera protegiendo.
- Ya te irás enterando.- dijo mientras sacaba una sonrisa, y derepente me miró.- ¿Te  importa si me lo llevo un ratito?- me dijo mientras le pasaba un brazo por los hombros a Héctor.
Me quedé mirándo a Jake fijamente y él arqueó las cejas y se acercó hasta a mí, tanto que sólo nos separaban unos pocos centímetros.Pegó su cara a la mía y me dijo al oído:
- Más vale que te portes bien, sino ya sabes lo que pasará.- se separó, volvió a poner su brazo en los hombros de Héctor y me preguntó.- ¿ Me vas a dejar sí o no?
No dije nada. Estaba harta de todo eso. Lo único que quería hacer era llorar, pero si echaba a correr empeoraría las cosas. Así que me relajé, sonreí, respiré hondo y dije:
- Claro. Luego nos vemos, ¿ vale?- le dije a Héctor.
- Está bien- dijo desconfiado.
Se fueron y me dejaron sola en el pasillo. Harta de todo. Queriendo huir de aquello y empezar una nueva vida; Algo que dentro de poco se cumpliría.