¿Qué os parece el libro?

sábado, 10 de septiembre de 2011

Capítulo 6

Fui hacia la cafetería y me senté en una de las mesas cerca de la puerta. Algunas chicas que pasaron delante mía se me quedaron mirando. Las ignoré, pasaba de ponerme a su altura.
 Me preocupé al ver que ni Jake, ni sus amigos, ni Héctor habían pasado por la cafetería para desayunar. ¿ Qué estarían haciendo? Como no aparecían decidí ir a buscarles.
Salí de la cafetería y busqué por las clases. Nada. Fui al aula de audiovisuales. Nada. Pensé que estarían en la cancha, pero nada. Sólo habían unos chicos jugando a baloncesto. Me paré en medio de allí, estaba demasiado nerviosa como para pensar. Respiré hondo. Tal vez esos chicos me pueden ayudar  pensé.
- Esto... chicos.- dije aclarandome la garganta.
Nadie se paró a mirarme. Solamente uno, pero fue para mirarme mal como las chicas de la cafetería. Salí de allí corriendo. Volví a respirar hondo.
- Perdone señorita, pero ya tendría que estar en clase.- dijo el director.
- ¡ Oh, si! Claro.- dije mostrándole una sonrisa.

No lo vi durante todo el día. Era como si hubiese desaparecido. Tampoco encontré a Jake ni a ninguno de los demás. Estuve preguntando a todo el mundo pero muchos pasaron de mí y los que si me contestaron no sabían donde estaban.
Salí del colegio y me dirigí hacia la residencia. Me sorprendió mucho ver que Jake estaba con los demás sentados en las escaleras de un edificio abandonado. Dudé en  acercarme o no, pero estaba demasiado preocupada por Héctor como para pasar de largo. Así que me acerce hacia ellos pareciendo más segura de lo que estaba.
- ¡ Ey, estás aquí!- dijo Jake nada más verme.
- ¿ Dónde está Héctor? - dije enfadada.
- ¿ Para qué le quieres a él si me tienes a mí?- dijo acercándose cada vez más a mí.
- ¡ Dónde está!- dije ya bastante cabreada.
- A mí me hablas bien, ¿ de acuerdo?- me dijo agarrándome fuerte de la barbilla.
En ese mismo momento vi como Héctor salía de una esquina junto con Paula de la mano. Pero ¿ qué? Desprevenida, Jake me cogió  del cuello y me tiró hacia la pared. Caí al suelo. Me costaba respirar. Pensé que Héctor no había visto nada, pero no era así. Lo había visto todo. Me estaba mirándo. Pero lo único que vi en su mirada fue frialdad.
Me levanté del suelo y vi que todos me estaban mirando mal.
- ¿ Qué estas haciendo?- le dije a Héctor dirigiendo la vista de Paula hacia él.
- Eso mismo me pregunto yo.- dijo él- Parece que lo único que quieres es que te peguen.
- ¡¿ Qué!? ¿ Estas loco?
- Pues eso es lo que parece al venir hacia aquí.- me dijo secamente.
- Vine hacia aquí porque me preguntaba donde estabas.- dije ya lo suficiente enfadada como para no asustarme. Enfadada y harta de todo esto ¿No te acuerdas?- paré para respirar y proseguí- ¿ No te acuerdas que me dejastes sola?
- Fuistes tú la que me dejó ir.- hizo una pausa.- Y no es mi culpa de que seas tan palurda como para no tener amigos.
- ¿ Qué te han hecho? ¿Es que no te has visto?
- Como no te vayas ya te vas a arrepentir.- me dijo en un tono frío.
- No.- dije.
- ¡ Que te vayas!- dijo volviéndo a irse por la esquina con paula de la mano sonriéndo y todos los demas exepto Jake.
- ¡ Qué le has hecho!- le grité ya cansada de sus jueguecitos.
- Yo nada.- dijo acercándose a mí- el ha decidido su elección. Tu tambien puedes elegir la tuya.- dijo mientras me tocaba el hombro.- ¿ Quieres venir con nosotros?
- ¿ Por qué crees que voy a ir?- dije llorando.
- Porque si no te vas a arrepentir.- me susurró al oído.
Me aparté de él bruscamente. Salí de allí corriendo deseando que me dejaran en paz de una vez.
Las dos siguientes semanas fueron un infierno. En el colegio me siguieron pegando, Héctor me hacia quedar en ridículo delante de todos y lo que remataba todo esto era que Paula estaba saliendo con él.
Al salir de clase el miércoles por la tarde decidí coger un nuevo camino. Cogí la calle que llevaba a la piscina municipal y cuando llegué a la piscina vi que Jake estaba ahí con su hermana, tomando el sol. Me vió, sonrió y yo empecé a correr en la dirección por la que había venido. No paré ni un solo segundo. Cogí una curva, y corrí todo recto, volví a coger otra curva y choqué contra alguien. Le tiré todo el café que estaba bebiendo encima y se cayó al suelo.
- Lo... lo siento mucho, señor.  ¿ Está bien?.- dije ayudándole a levantarse del suelo.- De verdad que lo siento.
- ¡ Joder!- dijo bruscamente. Al ver mi cara se relajó.- No, no pasa nada enserio.- dijo sonriéndome. Era guapo, tendría unos 26 años y llevaba un traje con chaqueta de cuero negra y unos zapatos del mismo color. Parecía alguien importante.
- ¡ Le he manchado el traje! Mierda, señor no se lo puedo pagar. Si necesita algo se lo daré, pero no se lo puedo pagar. Angeles me va a matar.- dije respirando entrecortadamente de la carrera que me acababa de pegar.
- Oye, no te preocupes. Nadie te va a matar.- me dijo preocupado.- No te preocupes, relájate. En serio.
Me empece a relajar, pensando que ya había despistado a Jake. Me quité un mechón de pelo de la cara mientras miraba al suelo avergonzada por lo sucedido. Cuando levanté la vista de nuevo se sorprendió.
- ¿ Qué pasa?- dije cuando vi que seguía con los ojos como platos.
- Eres perfecta...
- ¿ Perfecta para qué?- dije yo media ruborizada.
- Para mi nuevo trabajo.- me contestó mientras volvía a poner una cara normal.
Seguramente esperaba a que dijera algo, pero no sabia que decir.
- ¿ Sabes bailar?- dijo sin más.
- Pues... no. Nunca he bailado en mi vida la verdad.
- Oye mira, soy coreógrafo.- dijo mientras sonreía.- Y eres perfecta para mi nuevo baile. Llevaba semanas buscando a alguien como tú.
- Oiga señor...- le dije para pararle los pies.- No creo que me dejen.
- ¿ Qué te parece si vienes el sábado a ver nuestro ensayo?- dijo como si no me hubiese oido.- Toma esta es mi tarjeta.
Me dio un papel en el que ponía: Miguel Santos. Y más abajo ponía su número de teléfono.
- Hasta el sábado.- dijo mientras se daba la vuelta y se iba. Pero antes, me gritó por encima del hombro.- ¡ Recuerda pedirle permiso a tus padres!
A partir de ese momento mi vida cambiaría por completo.

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