¿Qué os parece el libro?

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Capítulo 7

Cuando llegue a la residencia deseé no tropezarme con nadie. Y así fue. Fui directamente a mi habitación. Sky estaba haciendo los deberes encima de su cama.
- Hola.- le dije mientras tiraba la mochila encima de mi cama.- ¿ Y las demás?
- Se han ido a la librería.- me dijo sin levantar la vista del cuaderno.
Miré el reloj. Eran las siete menos veinte. Seguramente estarán a punto de llegar.
Me quité la rebeca y me miré al espejo. Las heridas de la cara estaban mejor y las de la barriga...
- ¿ Qué es esto?- dijo Sky mientras sostenía un papel pequeño. Era la tarjeta de aquel hombre.
- Dámelo.- le dije mientras me tiraba sobre ella para intentar quitárselo.
- ¡No!- dijo riéndose.
Le empecé a hacer cosquillas y se cayó de la cama conmigo al lado.
- Venga, dámelo por...
Toc, Toc, Toc.
- ¿ Se puede?- dijo una voz masculina que habia querido evitar a toda costa.
- Claro.- dijo Sky mientras se sentaba en la cama.
- ¿ Esta Kate?- dijo Héctor con voz lo bastante amable como para ponerme el bello de punta.
Seguramente Sky le habia señalado la parte izquierda del lado se su cama, en el suelo porque oí como sus pasos se iban acercando cada vez más.
- ¿ Podemos hablar?- dijo cuando se puso en frente mía.
- ? Qué quieres?- le dije bruscamente mientras me ponía de pie.
- Hablar a solas.-  dijo mientras miraba a Sky
- ¡ Oh, si! Claro.- dijo ella
- No.- le dije al agarrarla del brazo.- Por favor.
- Esta bien...
- Vete.- le dije a Héctor. Al ver que lo único que hacía era mirarme le grité.- ¡ Vete! 
- Por favor...- me suplicó.
- ¡ Que te vayas!- le dije sollozando.
¿ Por qué todo tenía que ser tan difícil? Lo único que quería era huir.
Me miró y en sus ojos lo único que vi fue tristeza. Se fue y Sky no dijo nada. Es más pasó su mano por mi brazo deslizándolo desde el codo hasta la muñeca y se marchó.
Mierda. Si antes tenía ganas de que todo cambiase, ahora más. Deseaba tanto tener una vida normal: con unos padres, una casa, unos hermanos y que en el colegio nadie la odiara ni la acosaran.
Cuando ya tuve mis pensamientos bien ordenados me dirigí hacia el despacho de Angeles. Tenía que hablar con ella sobre lo que había pasado despues del colegio con Miguel.
- Adelante.- dijo cuando toqué la puerta.
- Hola.- le dije mientras me sentaba.
- ¿ Que querías? ¿ Has tenido más problemas?
Negué con la cabeza. Si ella supiera...
- Resulta que esta tarde me he encontrado con un hombre que quiere que...- Me paré. ¿ Qué le iba a decir?- Que vaya el sábado a un ensayo de baile porque me necesita.- No sonaba tan mal. O eso esperaba.
- No.- me dijo cortandome el rollo.
- ¿ Qué?- dije histérica.- Ni siquiera me has dejado tiempo ha explicarme.
- He dicho que no. No conoces a ese hombre, ¿ como te vas a fiar de él?
- ¿Por una vez en mi vida puedes dejar que tome mis propias deciciones?- dije con las lágrimas al borde de mis ojos.
-¿ Se puede?- dijo alguien interrumpiendonos.
- Claro Héctor, ¿ de que se trata?- dijo Angela sonando más amable con él que conmigo.
 Preferí no girarme. No soportaría verle de nuevo.
- Perdón, ¿ interrumpo algo?
- Sí.- dije yo fríamente.
- ¡ No! Por supuesto que no.- dijo ella mirandome para que me callara.- ¿ Que querías?
- Digamos que...
- Me voy.- dije bruscamente y salí de la habitación sin dirigirle ninguna mirada a ninguno de los dos.
Cuando pasé por la puerta vi el vigilante hablando con Jake. Este cuando me vió sonrió como siempre lo que significaba, que después de eso me iva a llevar una paliza, y me llamó para que fuera con la mano. Pensaba en irme corriendo de allí pero en ese momento llegaron Ángeles y Héctor.
- ¿Quién es ese?- nos preguntó Ángeles.
- Jake, es el que te dije antes.- dijo aHéctor acercándose a él seguido de ella.
Se pusieron a hablar y pensé que esa era la única oportunidad que tenia de salir de allí pero en cuanto me di la vuelta Jake me llamo.
- ¿Por qué no te vienes con nostros?
- Es que...- dije mientras me volvía a dar la vuelta.
- Vete anda y toma un poco de aire que ultimamente esta semana has estado encerrada.- dijo Ángeles con una sonrisa.
Jake me estaba atravesando con la mirada y al dirigir la vista a Héctor vi que miraba hacia el suelo como si lo estuviese lamentando.
- ¡Venga! ¿ A que esperas?- me dijo la monitora.
¿ Qué podía hacer? Si decía que no, en el colegio me mataría; pero si iba me pegaría igual.
- Esta bien...
Total que podia pasar aparte de que me volviese a pegar.
Salieron los primeros y tras unos segundos de duda (nose para que, si la decición ya estaba tomada) salí.
Llegamos a la verja dónde si pasaba algo nadie se enteraría ya que, estaba al otro lado de la entrada.
- Bueno, bueno...- comenzó a decir Jake.- He oído que sabes bailar.
¿ Qué? ¿ A que se refería? Solamente iba a ir a un sesión de baile, solamente para ver como era.
- ¿ Qué? ¿Quién te ha dicho eso?- le pregunté.
- ¿ Tu quién crees?- dijo mientras dirigía la vista hacia Héctor.
- ¿ Qué?- dije sorprendinda.- Yo no tengo nada que ver con bailar.- contesté mirando a Héctor que no había levantado la cabeza en todo el rato que llevabamos allí.
- Menos mal. Porque si no hubiese sido un gran problema. ¿ Verdad Héctor?- Al ver que no decía nada y seguía mirando al suelo con las manos en los bolsillos, masculló- ¿ Verdad?
Asintió. Este era el momento en que me arrepentía de haber salido.
- ¿Un gran problema?- dije mirándo a un grupo de adolescentes que pasaban al lado nuestro por el otro lado de la verja. Parecía muy felices: con padres que les querían, amigos en el colegio y una casa donde vivir.
Estaba a punto de llorar. No por saber que dentro de unos segundos me iban a pegar, sino porque no era feliz de ninguna de las maneras.
- Dícelo Héctor, que se entere.- dijo Jake.
Tras vacilar unos segundos dándole a una piedra que habia en el suelo lo soltó:
- Un gran problema porque...
En ese momento, me miró a los ojos y me dijo en tono serio:
- Un gran problema porque estas gorda. Eres una foca. Y nunc servirías para bailar. Dañarías los ojos de la gente.
Eso fue peor que un puñetazo.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Capítulo 6

Fui hacia la cafetería y me senté en una de las mesas cerca de la puerta. Algunas chicas que pasaron delante mía se me quedaron mirando. Las ignoré, pasaba de ponerme a su altura.
 Me preocupé al ver que ni Jake, ni sus amigos, ni Héctor habían pasado por la cafetería para desayunar. ¿ Qué estarían haciendo? Como no aparecían decidí ir a buscarles.
Salí de la cafetería y busqué por las clases. Nada. Fui al aula de audiovisuales. Nada. Pensé que estarían en la cancha, pero nada. Sólo habían unos chicos jugando a baloncesto. Me paré en medio de allí, estaba demasiado nerviosa como para pensar. Respiré hondo. Tal vez esos chicos me pueden ayudar  pensé.
- Esto... chicos.- dije aclarandome la garganta.
Nadie se paró a mirarme. Solamente uno, pero fue para mirarme mal como las chicas de la cafetería. Salí de allí corriendo. Volví a respirar hondo.
- Perdone señorita, pero ya tendría que estar en clase.- dijo el director.
- ¡ Oh, si! Claro.- dije mostrándole una sonrisa.

No lo vi durante todo el día. Era como si hubiese desaparecido. Tampoco encontré a Jake ni a ninguno de los demás. Estuve preguntando a todo el mundo pero muchos pasaron de mí y los que si me contestaron no sabían donde estaban.
Salí del colegio y me dirigí hacia la residencia. Me sorprendió mucho ver que Jake estaba con los demás sentados en las escaleras de un edificio abandonado. Dudé en  acercarme o no, pero estaba demasiado preocupada por Héctor como para pasar de largo. Así que me acerce hacia ellos pareciendo más segura de lo que estaba.
- ¡ Ey, estás aquí!- dijo Jake nada más verme.
- ¿ Dónde está Héctor? - dije enfadada.
- ¿ Para qué le quieres a él si me tienes a mí?- dijo acercándose cada vez más a mí.
- ¡ Dónde está!- dije ya bastante cabreada.
- A mí me hablas bien, ¿ de acuerdo?- me dijo agarrándome fuerte de la barbilla.
En ese mismo momento vi como Héctor salía de una esquina junto con Paula de la mano. Pero ¿ qué? Desprevenida, Jake me cogió  del cuello y me tiró hacia la pared. Caí al suelo. Me costaba respirar. Pensé que Héctor no había visto nada, pero no era así. Lo había visto todo. Me estaba mirándo. Pero lo único que vi en su mirada fue frialdad.
Me levanté del suelo y vi que todos me estaban mirando mal.
- ¿ Qué estas haciendo?- le dije a Héctor dirigiendo la vista de Paula hacia él.
- Eso mismo me pregunto yo.- dijo él- Parece que lo único que quieres es que te peguen.
- ¡¿ Qué!? ¿ Estas loco?
- Pues eso es lo que parece al venir hacia aquí.- me dijo secamente.
- Vine hacia aquí porque me preguntaba donde estabas.- dije ya lo suficiente enfadada como para no asustarme. Enfadada y harta de todo esto ¿No te acuerdas?- paré para respirar y proseguí- ¿ No te acuerdas que me dejastes sola?
- Fuistes tú la que me dejó ir.- hizo una pausa.- Y no es mi culpa de que seas tan palurda como para no tener amigos.
- ¿ Qué te han hecho? ¿Es que no te has visto?
- Como no te vayas ya te vas a arrepentir.- me dijo en un tono frío.
- No.- dije.
- ¡ Que te vayas!- dijo volviéndo a irse por la esquina con paula de la mano sonriéndo y todos los demas exepto Jake.
- ¡ Qué le has hecho!- le grité ya cansada de sus jueguecitos.
- Yo nada.- dijo acercándose a mí- el ha decidido su elección. Tu tambien puedes elegir la tuya.- dijo mientras me tocaba el hombro.- ¿ Quieres venir con nosotros?
- ¿ Por qué crees que voy a ir?- dije llorando.
- Porque si no te vas a arrepentir.- me susurró al oído.
Me aparté de él bruscamente. Salí de allí corriendo deseando que me dejaran en paz de una vez.
Las dos siguientes semanas fueron un infierno. En el colegio me siguieron pegando, Héctor me hacia quedar en ridículo delante de todos y lo que remataba todo esto era que Paula estaba saliendo con él.
Al salir de clase el miércoles por la tarde decidí coger un nuevo camino. Cogí la calle que llevaba a la piscina municipal y cuando llegué a la piscina vi que Jake estaba ahí con su hermana, tomando el sol. Me vió, sonrió y yo empecé a correr en la dirección por la que había venido. No paré ni un solo segundo. Cogí una curva, y corrí todo recto, volví a coger otra curva y choqué contra alguien. Le tiré todo el café que estaba bebiendo encima y se cayó al suelo.
- Lo... lo siento mucho, señor.  ¿ Está bien?.- dije ayudándole a levantarse del suelo.- De verdad que lo siento.
- ¡ Joder!- dijo bruscamente. Al ver mi cara se relajó.- No, no pasa nada enserio.- dijo sonriéndome. Era guapo, tendría unos 26 años y llevaba un traje con chaqueta de cuero negra y unos zapatos del mismo color. Parecía alguien importante.
- ¡ Le he manchado el traje! Mierda, señor no se lo puedo pagar. Si necesita algo se lo daré, pero no se lo puedo pagar. Angeles me va a matar.- dije respirando entrecortadamente de la carrera que me acababa de pegar.
- Oye, no te preocupes. Nadie te va a matar.- me dijo preocupado.- No te preocupes, relájate. En serio.
Me empece a relajar, pensando que ya había despistado a Jake. Me quité un mechón de pelo de la cara mientras miraba al suelo avergonzada por lo sucedido. Cuando levanté la vista de nuevo se sorprendió.
- ¿ Qué pasa?- dije cuando vi que seguía con los ojos como platos.
- Eres perfecta...
- ¿ Perfecta para qué?- dije yo media ruborizada.
- Para mi nuevo trabajo.- me contestó mientras volvía a poner una cara normal.
Seguramente esperaba a que dijera algo, pero no sabia que decir.
- ¿ Sabes bailar?- dijo sin más.
- Pues... no. Nunca he bailado en mi vida la verdad.
- Oye mira, soy coreógrafo.- dijo mientras sonreía.- Y eres perfecta para mi nuevo baile. Llevaba semanas buscando a alguien como tú.
- Oiga señor...- le dije para pararle los pies.- No creo que me dejen.
- ¿ Qué te parece si vienes el sábado a ver nuestro ensayo?- dijo como si no me hubiese oido.- Toma esta es mi tarjeta.
Me dio un papel en el que ponía: Miguel Santos. Y más abajo ponía su número de teléfono.
- Hasta el sábado.- dijo mientras se daba la vuelta y se iba. Pero antes, me gritó por encima del hombro.- ¡ Recuerda pedirle permiso a tus padres!
A partir de ese momento mi vida cambiaría por completo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Capítulo 5

-Buenos días.- dijo Don Alejandro, el profesor de francés.
- Buenos días.- dijimos todos al unísono.
- Como verán, hoy va a empezar el colegio con nosotros un nuevo alumno.- dijo señalando a Héctor.
Todo el mundo dirigió la vista detrás de mi asiento, donde se sentaba él. Yo preferí no girarme porque sabía lo molesto que era que toda la clase te estuviese mirando.
- Hoy daremos la lección número 16. Así que saquen sus libros y... Jorge empieza a leer.
Empezó a leer y vi como todo el mundo estaba mirando hacia Héctor. ¿ Le tratarán bien? Como le vean conmigo seguramente que no.
-Héctor, ¿ puedes continuar?.- dijo el profesor haciendo que todo el mundo desviáse la vista de él hacia sus libros.
- Claro.- dijo mientras después se aclaraba la garganta.
Empezó a leer y todos se quedaron asombrados de lo bien que lo hacia. Parecía que comprendía realmente lo que estaba diciendo. Dirigí la vista hacia Don Alejandro y parecía más sorprendido que todos los de la clase juntos.
Héctor paró de leer y vi como Don Alejandro se había quedado sin palabras.
- Muy bien.- dijo sonriendo.- ¿ Cómo es que pronuncias tan bien?
- No se.- dijo Héctor encogiéndose de hombros.- Supongo que me gusta el francés.
- Pues lo haces muy bien..- dijo el profe sonriendo.- Ahora tenéis que hacer los ejercicios de abajo y como hoy no dará tiempo los corregiremos el próximo día.
Empecé a hacer los ejercicios y me pregunté si Héctor me iva a dar de lado como hacian los demas. Esperaba que no.
Sonó la campana y me dirigí hacia la siguiente clase junto a Héctor.
- ¿ Te ha gustado la clase?- pregunté yo.
- Sí, la verdad es que se me ha pasado rápido.
- Eres la primera persona que dice eso.- dije riéndome.
Nada más dirigir la vista hacia adelante paré de sonreir y me quedé quieta. Ahí estaba Jake y los demás mirándome fijamente caminando directamente hacia nosotros.
- ¿ Qué te pasa?.- dijo Héctor mientras se daba la vuelta para mirarme.
- Vámonos de aquí.- dije mientras me daba la vuelta y empezaba a caminar.
- ¡ Kate!.- dijo Jake mientras me cogía del brazo y me daba la vuelta para ponerme en frente de él.- ¿ Quién te a hecho eso?.- siguió diciendo mientras me tocaba la herida del labio y  se reía con sus amigos .-  ¿ Y este? ¿ quién es?
- Un nuevo compañero de clase.- dijo Héctor sin problemas.- ¿ Y tú?- dijo mientras se pegaba más a mí como si me estuviera protegiendo.
- Ya te irás enterando.- dijo mientras sacaba una sonrisa, y derepente me miró.- ¿Te  importa si me lo llevo un ratito?- me dijo mientras le pasaba un brazo por los hombros a Héctor.
Me quedé mirándo a Jake fijamente y él arqueó las cejas y se acercó hasta a mí, tanto que sólo nos separaban unos pocos centímetros.Pegó su cara a la mía y me dijo al oído:
- Más vale que te portes bien, sino ya sabes lo que pasará.- se separó, volvió a poner su brazo en los hombros de Héctor y me preguntó.- ¿ Me vas a dejar sí o no?
No dije nada. Estaba harta de todo eso. Lo único que quería hacer era llorar, pero si echaba a correr empeoraría las cosas. Así que me relajé, sonreí, respiré hondo y dije:
- Claro. Luego nos vemos, ¿ vale?- le dije a Héctor.
- Está bien- dijo desconfiado.
Se fueron y me dejaron sola en el pasillo. Harta de todo. Queriendo huir de aquello y empezar una nueva vida; Algo que dentro de poco se cumpliría.

sábado, 27 de agosto de 2011

Capítulo 4

Practicamente no dormí en toda la noche pensando en como iba a escapar de Jake y los demás, así que por la mañana tenía un montón de sueño. Gracias a Dios que hoy no tenía clases de lengua para no tener que encontrarme con Paula y me contara la que me iba a caer con su hermana.
Eran las 6: 55 y dado que no podía dormir me vestí con un pantalón corto negro y una camisa gris y como vi que el cielo estaba un poco nublado me puse una rebeca y unos tenis. Preparé la mochila y como me sobraba tiempo bajé al piso de abajo.
Fui a la cocina y me senté en una mesa alejada de las demás. Me puse a pensar en que haría hoy y al final decidí que llegaría tarde a clase (algo completamente normal en mí) así que me castigarían después de clase y por lo tanto saldría tarde.
- Vaya, que haces tu aquí tan temprano. ¿ Tienes fiebre?- dijo riéndose Meli, una de las monitoras que nos cuidaban.- Son solamente las 7: 20 de la mañana. ¿ Lo sabías?
- Sí, pero no pude dormir más.- En realidad era mentira, practicamente no dormí absolutamente nada.
- Oye, he oído lo de los problemas con tus compañeros.- dijo sentándose en frente de mí.
Me encogí de hombros. Algo que últimamente estaba haciendo mucho.
- ¿ Sabes que puedes contar conmigo, no?- dijo en un tono amigable.
- Sí.- dije mostrándole mi más sincera sonrisa.
La gente empezó a bajar y a ir saliendo por la puerta principal y en ese momento yo empecé a desayunar. Esperaba a que ningún monitor se enterase de que llegaba tarde, otra vez. Cuando acabé subí a mi habitación y cogí mi mochila. Me miré al espejo, tenía una herida en la boca un poquito fea. Con un poco de suerte dentro de unos días sería solo una cicatriz.
Bajé al piso de abajo y vi que en el comedor, Angeles estaba hablando con un señor vestido de traje y que en una de las mesas cerca de ellos había un chico de unos 14 años. Angeles me vio pasar y me hizo un gesto con la mano para que me acercara.
- Veo que vas a llegar tarde a la primera clase. Así que te pido que acompañes a Héctor a su habitación, junto a Daniel y los demás y le enseñes el colegio.
- ¿ Va a estar conmigo?- dije sorprendida. Realmente no esperaba a que nadie estuviese tanto tiempo conmigo.
- Así es. Te pido que lo trates bien. Está pasando por un momento muy duro.
- ¿ Y que pasa con mi primera clase?
- Ya hablé ayer con el director y le dije que no se preocupara.- dijo sonriendo.- Espero que le trates bien. Podéis marcharos.
- Esta bien. Hasta luego.- dije sonriendo también.
Y por primera vez: lo miré. Era guapo, pero no para mi gusto. Tenía el pelo revuelto y castaño. Los ojos eran verdes como la hierba en primavera y llevaba una sudadera y unos pantalones vaqueros desgastados.
Se levantó, pero no me miró. Es más, siguió de largo. Se paró en la puerta y me dejó pasar. Subimos las escaleras hasta el tercer piso y le enseñe su habitación.
- ¿ Qué te parece?- le dije intentando romper el hielo.
- No está mal.- dijo mientras ponía la maleta en el suelo.- Es mejor que donde estaba antes.
- Te acostumbraras a esto y dentro de poco será como tu hogar.- dije sonriendo.
Se quedó mirando la habitación durante un buen rato.
- ¿ Nos vamos ya?- dije al ver que se nos podía hacer tarde para la segunda clase.
- ¿ Qué? ¡ Oh, sí!- dijo mirándome de arriba a abajo y saliendo de la habitación como si estuviese incómodo.

Cogimos los caminos más largos ya que quedaba media hora para ir a la siguiente clase.
- ¿ Cuántos años tienes?- dije al ver que no tenía intención de decir nada.
- 13. ¿ Y tú?
- 12. Pareces más mayor.
- Lo sé. La gente me lo suele decir.- dijo formando una media sonrisa en su cara.
Algo es algo pensé.
No dijimos nada más. Llegamos a la escuela y esperamos en la... ¡ Un momento! Si Angeles ya habló con el director y él no me va a castigar por llegar tarde, ¡ no saldré tarde y por lo tanto me volverán a pegar!
- ¿ Te pasa algo?- me preguntó Héctor.- estas un poco pálida.
- Eh, sí sí. Estoy bien.
- Bien.- repitió él dedicándome una sonrisa.
Posiblemente mi vida, a pesar de Jake y Paula: sería diferente; o eso esperaba.

sábado, 20 de agosto de 2011

Capítulo 3

- ¿ Qué te ha pasado?- me preguntó Ángela cuando me vio por el pasillo. Esta era una de las cosas por las que cada día me gustaba más. Bueno vale, puede que ese fuera su trabajo pero se preocupaba mucho por mí.
- Nada.- dije de mala gana.- Me voy a mi habitación.
- ¡ De eso nada! Tú no te vas de aquí hasta que no me digas que te ha pasado.
Di gracias a Dios porque no hubiese nadie merodeando por allí.
- Esta bien. Me metí en un lío con una compañera de clase.
- ¿ Lo sabe algún profesor?
- No... Sí... ¡ Ay, no se! ¿ Puedo irme ya a mi habitación?- dije ya más enfadada que ella.
- Sí, pero solo para que te des una ducha y te cambies de ropa. Te voy a curar esas heridas.
No dije nada más. Cuando llegué a mi habitación me tiré en la cama y empecé a llorar. Ni Sky, ni Bea, ni Noe habían llegado aún de clase. Ninguna estaba en mi colegio.
Cuando se me pasó más o menos todo, me levanté y me puse en frente del espejo. ¡ Dios mío! ¿ de verdad era esa yo? Tenía el labio roto y la cara llena de sangre. Me quité la ropa y vi mi barriga llena de moretones; morados y feos.
  Después de ver lo mal que estaba me quité la ropa interior, me enrollé un toalla alrededor del cuerpo y me dirigí hacia las duchas.
Me pegué un buen rato duchándome con agua  caliente y parece que eso dio resultado, ya que cuando salí del baño estaba como nueva excepto por los moretones.
- ¡ Kate! ¿ qué demonios te ha pasado?- me preguntó Sky nada más entrar a la habitación.
- ¡Pero qué...! ¿ Estas bien?- me dijo Bea mientras se acercaba a mí.
- ¿ Qué te paso? ¿ Estás loca? - me preguntó Noe mientras me miraba las heridas de la cara.
- Chicas, chicas estoy bien.- les dije sonriéndoles. Cosa que hizo que pusiera una mueca de dolor.
- Estas loca.- me dijo Bea.- ¿ Qué te ha pasado?
- Pues que unos matones se han metido conmigo.-dije mientras me echaba en la cama.- ¿ Qué hora es?
- ¿ Que qué?- me preguntó Sky.
- ¿ Qué hora es?- volví a insistir.
- ¿ Y ya esta? ¿ Vas a dejarlo así?, ¿ A quedarte ahí quieta?- dijo desesperada Noemi.
Me encogí de hombros. Esto me estaba empezando a molestar.
- ¿ Y ya lo sabe Angela?- me insistió Sky.
- No lo se, no se nada y ahora mismo no tengo ganas de hablar. Me voy a dar una vuelta.- dije mientras salía del dormitorio. No sabía a dónde iba pero quería salir de ahí.

- ¿ A dónde vas?- me preguntó Sergio, el vigilante, nada más verme bajar las escaleras.
- Pues... voy a dar una vuelta que necesito despejar la mente.
- Vale, pero antes de irte tienes que ir a hablar con Ángela. Te está esperando.
Suspiré. Lo único que quería era salir de allí. ¿ Es que era mucho pedir?
- Está bien.- dije medio decepcionada.
Llegué al despacho de Angela y toqué dos veces la puerta.
- Adelante.- le oí decir.
- Hola.- dije medio asomando la cabeza por la puerta.
- Siéntate.- dijo más o menos seria.
Me senté y esperé a la charla que me iba a dar.
- Veo que tienes mejor aspecto.- me dijo.
- Así es. Mira antes de que empieces quiero que sepas que la culpa fue mía.- Os estaréis preguntando porque mentía. Pues muy fácil: si decía la verdad le echarían la bronca a Jake y si le castigaban lo iba a pagar yo.- Me enfadé y le pegué.
- Pues mira por dónde que no me lo creo.- dijo poniéndose de pie. Se acercó a mí y se puso encima de la mesa, a mi izquierda.- Es la tercera vez que vienes así en un año.
Me encogí de hombros. Era mejor no contestar, o eso creía.
- ¿ Quién fue?.- Me volví a enconjer de hombros.- Dime de una vez quién te hizo eso. ¡ Ahora!
Me estremecí al ver que me gritaba. Nunca me había gritado. Nunca.
- Te vuelvo a repetir la pregunta. ¿ Quién fue? Como no me contestes te juro que no volverás a salir de aquí, te iré a buscar al colegio y no te dejaré ir por ahí con tus amigos.
No es que saliera mucho, pero si quería hacer amigos necesitaba que me dejaran salir. Además, puede que si se lo digo ellos me dejen en paz.
- Son unos chicos de 3º de la E.S.O, a veces se meten conmigo.
- ¡¿ De 3º de la E.S.O!? ¡ Pero están locos! Ahora mismo voy a hablar con el director.
- ¡ NO! Por favor, por favor - dije directamente.
- Lo siento, pero no voy a dejar que esto siga así.- dijo mientras cogía su bolso e hizo ademán de dirigirse hacia la puerta.
No podía dejar que lo hiciera. Así que le cogí del brazo y tiré de ella.
- ¡ Por favor, no lo hagas! ¡ Si no me matarán! ¡ Por favor!- dije mientras empezaba a llorar.
- Dejate de tonterías.
Tiró para que me quitara de encima, y así fue. Cerró la puerta y se fue. Definitivamente iba a morir.

viernes, 19 de agosto de 2011

Capítulo 2

- Vale, ahora tu tienes que hacer como si te desmayaras y ella tendrá que llamar a alguien...- decía Paula mientras colocaba a cada una de sus "amigas"  en el sitio que ella quería.
La verdad que era guapa: con su pelo castaño que le llegaba hasta las caderas, sus ojos marrones con su rímel pintados y por no hablar de su ropa. Llevaba una camisa blanca con dibujos de gatos con purpurina, una falda vaquera que le llegaba por encima de las rodillas y unas botas blancas que pegaban con la camisa.
- ¡Muy bien chicos!- dijo Don Manuel sacándome de mi estudio físico.- la clase se a acabado. Seguiremos ensayando mañana.
Me dirigí hacia la puerta, cuando el profesor me llamó:
- Katherine, ¿podemos hablar?
-Claro.- dije mientras me daba la vuelta y me dirigía hacia él.
Quedaban unos cuántos chicos de clase recogiendo las cosas que habían utilizado para repasar la obra. Se me quedaron mirando y uno de ellos hizo un gesto con la mano como diciendo: <<la que te va a caer.>> Preferí ignorarlo.
- Siéntate aquí.- dijo señalando una de las butacas de la primera fila.
Él se sentó a mi lado y empezó a hablar:
- A ver... Hay momentos de la vida que pueden ser muy duros, ¿ Sabes?
Asentí. Esta era la típica charla que me habían echado los profesores por no integrarme con la clase.
- Kate, ¿te puedo llamar Kate?
- Preferiría que no.- sonaba muy  raro que un adulto, sobre todo uno con el que casi no hablaba, me llamara así.
- De acuerdo. Katherine, ¿ tu tienes amigos?
- Claro.- dije prefiriendo no hablar mucho para no darle confianza.
- ¿ En el colegio?- dijo no muy convencido.
- Sí. Oiga de verdad que me encantaría hablar con usted...- dije mintiendo.- pero voy a llegar tarde a clase de matemáticas.
- ¡ Oh! si claro, perdona no quería entretenerte. Seguiremos hablando en otro momento.
Le sonreí. Me levanté y salí de allí pitando.




- Perdón.- le dije a la Profesora Carmen nada más entrar por la puerta.
Me dedicó una sonrisa y  me dijo que me sentara en mi sitio.
Estuvimos haciendo ecuaciones durante toda la hora y 10 minutos antes de que acabara la clase la profesora nos dejó hacer tarea.
Las clases se me pasaron dentro de lo que cabe; muy rápidas.
Cuando acabaron, fui hacia secretaría para pedir un cuaderno de sociales ya que el otro se me había acabado.
- Aquí tienes.- me dijo la secretaria con una sonrisa.
- Gracias.- le dije mientras le daba el dinero.
Me dirigí hacia la puerta para poder, de una vez por todas, salir de allí. Aunque eso fue bastante difícil dado que Jake y sus amigos estaban al lado de la salida. ¿ Y quiénes son esos? Os preguntareis. Pues son "los chulitos" del colegio y aparte él es el hermano de Paula. Y creedme, no son bastante buenos conmigo. Así que preferí evitarlos, pero fue demasiado tarde.
- ¡ Kate!- dijo Jake cuando me vio dar la vuelta.- ¿ Como estas? He oído que en clase de lengua tienes que hacer una obra con mi hermana ¿no?- dijo mientras se pasaba un brazo por mi hombro.
Asentí. Me daba mucho coraje dejar que me tratara así pero ¿ que podía hacer? La respuesta era: Nada.
- Pues más vale que te portes bien y le hagas caso en todo lo que te diga.
Después de decir esto me dio con su rodilla en mi barriga y me tiré al suelo. Me empezó a dar patadas. Le rogué que parara pero no me hizo caso.
- ¿ Me has oído?- me preguntó gritando mientras me daba más patadas.
Me cogió del suelo me levantó y me apoyó en la pared. Me dio un puñetazo y noté como me salía sangre de la nariz. Luego me dio otro justo al lado de la boca y se marchó junto con sus amigos mientras oía como se reían.
Empecé a llorar y me dejé caer en el suelo. ¿ Por qué? ¿ Por qué la gente me trataba así? ¿ Es que realmente era una pringada?
Y una vez más: odiaba a este colegio, odiaba a mis compañeros y odiaba a mi vida.

sábado, 13 de agosto de 2011

Capítulo 1

Capítulo 1
 
- ¡ Venga chicos, levántense ya!
- Kate, Kate- era Sky una de las chicas que compartían habitacíon conmigo.- levántate ya, vas a llegar tarde a clase.
- Ya voy.- dije yo medio somñolienta.- ? Qué hora es?
- Las 7:30 como no te des prisa no vas a llegar a tiempo.
Sky era una de las pocas personas con las que me llevaba bien en la << casa de acogida>> de Santa cruz y sí, lo has adivinado soy huérfana. Mi madre me abandonó nada más nacer mi hermana, a los 5 años.
Cuando por fin me desperté me vestí con una camisa de color rosa que me había regala Angela, la encargada de cuidarnos y unos pantalones vaqueros con unos zapatos de tela. Me asomé por la ventana y ví el cielo nublado asi que decidí ponerme una chaqueta que había encontrado en la guagua.
Bajé a desayunar al comedor. Cogí 2 tostadas y 7 galletas de esas que venden en el supermercado a 2 euros. Ya no quedaba casi nadie asi que seguramente ya serían más de las 7:45 de la mañana (como no me diera prisa no llegaría a tiempo).
Empecé a correr calle abajo y a mitad de camino me acordé de que no había cogido el trabajo de naturales. ¿Qué hacía? Iva corriendo a buscarlo y llegaba tarde a clase o no lo cogía, me ponían un negativo y no llegaba tarde. Decidí hacer esto último ya que sería la primera vez que me ponían un negativo ( en esa asignatura).
- Perdone, es que he tenido un problema.- le dije al profesor de literatura.
- Que no vuelva a ocurrir. Sientese ya, o ?se va a quedar ahí durante todo el día?
Me dirigí hacia mi asiento y saqué mis cosas. El profesor empezó a dar la clase hablando sobre Shakespeare y su principio como poeta. Mientras pensaba en lo que le iva a decir a la de Naturales, alguien me tiró un papel al hombro y este cayó a mi mesa:
PRINGADA.
Dirigí la vista hacia atrás y vi a 5 chicos (si se pueden llamar así) riéndose de mí. Genial, al parecer no van a parar. Todo los días de mi vida han estado haciendome la vida imposible, simplemente porque soy huérfana.
- Muy bien chicos, dividios en grupos de cinco.- dijo el profesor.- Tendreís que hacer una obra. De lo que quieran, pero que tenga sentido por favor. Que no pase lo de la última vez.
Algunos chicos empezaron a gritar y a llamar a sus mejores amigos para que se pusieran juntos en grupo, cuando por fin estuvieron los grupos el profesor nos llevó hacia la sala de actos donde ensallariamos.
- Katherine, ¿no piensas ensayar?.- me preguntó el profesor.
- Es que no tengo grupo.- dije un tanto incómoda.
Me miró con mala cara y se dirigió hacia el grupo de Paula y sus amigas. Genial, hubiese preferido hacer un trabajo de 10.000 palabras antes que hacer la obra con ellas.
Don Manuel, que así era como se llamaba el profesor de lengua se dirigía hacia mí mientras hablaba con Paula que al parecer no le hizo mucha gracia el tener que tenerme en su grupo.
- Estarás en el grupo de la señorita González y más vale que se lleven bien.- dijo el profesor mientras nos miraba a las dos.
Nada más irse, Paula me dirigió una mirada fríbola.
- Más vale que te estes quietecita en un rincón y no nos molestes, palurda.- dijo mientras se dirigía hacia su grupo.
Odio este colegio, odio a mis compañeros y odio mi vida.