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sábado, 27 de agosto de 2011

Capítulo 4

Practicamente no dormí en toda la noche pensando en como iba a escapar de Jake y los demás, así que por la mañana tenía un montón de sueño. Gracias a Dios que hoy no tenía clases de lengua para no tener que encontrarme con Paula y me contara la que me iba a caer con su hermana.
Eran las 6: 55 y dado que no podía dormir me vestí con un pantalón corto negro y una camisa gris y como vi que el cielo estaba un poco nublado me puse una rebeca y unos tenis. Preparé la mochila y como me sobraba tiempo bajé al piso de abajo.
Fui a la cocina y me senté en una mesa alejada de las demás. Me puse a pensar en que haría hoy y al final decidí que llegaría tarde a clase (algo completamente normal en mí) así que me castigarían después de clase y por lo tanto saldría tarde.
- Vaya, que haces tu aquí tan temprano. ¿ Tienes fiebre?- dijo riéndose Meli, una de las monitoras que nos cuidaban.- Son solamente las 7: 20 de la mañana. ¿ Lo sabías?
- Sí, pero no pude dormir más.- En realidad era mentira, practicamente no dormí absolutamente nada.
- Oye, he oído lo de los problemas con tus compañeros.- dijo sentándose en frente de mí.
Me encogí de hombros. Algo que últimamente estaba haciendo mucho.
- ¿ Sabes que puedes contar conmigo, no?- dijo en un tono amigable.
- Sí.- dije mostrándole mi más sincera sonrisa.
La gente empezó a bajar y a ir saliendo por la puerta principal y en ese momento yo empecé a desayunar. Esperaba a que ningún monitor se enterase de que llegaba tarde, otra vez. Cuando acabé subí a mi habitación y cogí mi mochila. Me miré al espejo, tenía una herida en la boca un poquito fea. Con un poco de suerte dentro de unos días sería solo una cicatriz.
Bajé al piso de abajo y vi que en el comedor, Angeles estaba hablando con un señor vestido de traje y que en una de las mesas cerca de ellos había un chico de unos 14 años. Angeles me vio pasar y me hizo un gesto con la mano para que me acercara.
- Veo que vas a llegar tarde a la primera clase. Así que te pido que acompañes a Héctor a su habitación, junto a Daniel y los demás y le enseñes el colegio.
- ¿ Va a estar conmigo?- dije sorprendida. Realmente no esperaba a que nadie estuviese tanto tiempo conmigo.
- Así es. Te pido que lo trates bien. Está pasando por un momento muy duro.
- ¿ Y que pasa con mi primera clase?
- Ya hablé ayer con el director y le dije que no se preocupara.- dijo sonriendo.- Espero que le trates bien. Podéis marcharos.
- Esta bien. Hasta luego.- dije sonriendo también.
Y por primera vez: lo miré. Era guapo, pero no para mi gusto. Tenía el pelo revuelto y castaño. Los ojos eran verdes como la hierba en primavera y llevaba una sudadera y unos pantalones vaqueros desgastados.
Se levantó, pero no me miró. Es más, siguió de largo. Se paró en la puerta y me dejó pasar. Subimos las escaleras hasta el tercer piso y le enseñe su habitación.
- ¿ Qué te parece?- le dije intentando romper el hielo.
- No está mal.- dijo mientras ponía la maleta en el suelo.- Es mejor que donde estaba antes.
- Te acostumbraras a esto y dentro de poco será como tu hogar.- dije sonriendo.
Se quedó mirando la habitación durante un buen rato.
- ¿ Nos vamos ya?- dije al ver que se nos podía hacer tarde para la segunda clase.
- ¿ Qué? ¡ Oh, sí!- dijo mirándome de arriba a abajo y saliendo de la habitación como si estuviese incómodo.

Cogimos los caminos más largos ya que quedaba media hora para ir a la siguiente clase.
- ¿ Cuántos años tienes?- dije al ver que no tenía intención de decir nada.
- 13. ¿ Y tú?
- 12. Pareces más mayor.
- Lo sé. La gente me lo suele decir.- dijo formando una media sonrisa en su cara.
Algo es algo pensé.
No dijimos nada más. Llegamos a la escuela y esperamos en la... ¡ Un momento! Si Angeles ya habló con el director y él no me va a castigar por llegar tarde, ¡ no saldré tarde y por lo tanto me volverán a pegar!
- ¿ Te pasa algo?- me preguntó Héctor.- estas un poco pálida.
- Eh, sí sí. Estoy bien.
- Bien.- repitió él dedicándome una sonrisa.
Posiblemente mi vida, a pesar de Jake y Paula: sería diferente; o eso esperaba.

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